Videojuegos: Evolución y profesionalización
Por Juan Sturla, gerente de marketing para Sudamérica de habla hispana de AMD.
Desde Pong a Red Dead Redemption 2, la transición de gráficos lineales a cinemáticas increíblemente detalladas y el salto tecnológico que se ha dado en menos de 50 años son indudables. Los estudios de desarrollo hoy por hoy realizan una labor titánica para crear experiencias destacadas, dedicando esfuerzos críticos especialmente en tres rubros: historia, jugabilidad y gráficos.
A lo largo de la historia de los videojuegos hemos presenciado una larga lista de hitos técnicos que han cambiado cómo vemos y disfrutamos el gaming: el paso de 8 a 16 bits, la incorporación de color, avance lineal sobre escenarios, desarrollo de personajes en 2D y 3D, vistas panorámicas, incorporación de texturas… La variedad de avances en este ámbito es evidente y uno de los saltos más recientes recae en el despliegue de luces, sombras y reflejos.
Pero ¿qué hace bueno a un juego? La capacidad de creer. Más allá de ser un medio de entretenimiento, los videojuegos son una plataforma de conexión e interacción: te permiten convivir con otras personas, pero también te introducen en todo tipo de mundos e historias, en grupo, en solitario o contra la máquina.
Los títulos actuales son más exigentes que nunca y requieren niveles cada vez mayores de potencia informática, con procesadores más rápidos y tarjetas gráficas que aporten desempeño eficiente junto a imágenes vívidas, logrando una experiencia superior. Con el tiempo hemos aprendido que el software también cumple un rol fundamental en esto, mejorando el rendimiento, permitiendo mejores visuales y desbloqueando una vivencia de juego inmersiva.
Profesionales del control
En la virtualidad, las industrias del gaming y del entretenimiento siguen ganando terreno de manera imparable, y consigo traen nuevos paradigmas. Sin ir más lejos, hace algunos años era impensado que los videojuegos sean reconocidos con un carácter profesional y no simplemente como un juego, sino también como un deporte. De acuerdo a datos de la consultora Newzoo, esta industria mueve US$ 88,2 mil millones en Asia, US$ 42,6 mil millones en América del Norte, US$ 32,5 mil millones en Europa y US$ 7,2 mil millones en Latinoamérica, la región que más creció el último año.
Deteniéndonos en los e-Sports, si bien no son una disciplina nueva, siguen creciendo a pasos agigantados. De hecho, según el estudio de IPG Media Lab, el 40% de los usuarios de Internet en Latinoamérica jugaron videojuegos durante el auge de la cuarentena, y un 57.2% de los mismos miró contenido de e-Sports al menos una vez por semana. Todo esto contribuyó con una tendencia que ya estaba desarrollándose: la expansión de la audiencia gamer. Este último dato da cuenta que no solo existe un público que lo practique, sino también existen personas que lo disfrutan como espectadores y fanáticos que siguen a un equipo.
Además, hoy los e-Sports están sentando sus bases y consolidándose especialmente en el mercado de la alta competencia. La profesionalización es cada vez mayor, ya que con su crecimiento se comienza también a requerir de profesionales de distintos sectores que den soporte a estos deportes electrónicos. Desde especialistas en marketing, analistas de datos, fisioterapeutas o psicólogos deportivos, hasta directores de rendimiento o entrenadores, fueron necesarios ante las demandas de este nuevo ecosistema.
No importa cómo disfruten de los videojuegos, siempre deberán contar con algún partner para una mejor experiencia. Es por eso que desde la tecnología cada vez estamos más cerca del mundo gamer, para entregarles a nuestros usuarios las mejores herramientas para que disfruten desde su casa o desde una arena profesional.
Fuente: AMD
